Mi amor por los perros y el adiestramiento se remonta a mi temprana infancia (más información). Fue curioso realmente cómo se generó este amor ya que no teníamos perro en casa. Fue quizás mi condición de hijo único, la que me impulsó a pedirles a mis viejos un perro insistentemente. Pero mis viejos no se encontraban aún en condiciones para sumar un nuevo integrante a la familia. Por esto y con la intención de calmar mi insistencia, no tuvieron mejor idea que comprarme un libro sobre el adiestramiento del ovejero alemán. Mi entusiasmo se incrementó exponencialmente con aquel libro y literalmente armé una gran película en mi cabeza. Mostraba más entusiasmo por este libro que por cualquier otra historieta infantil de la época. Aunque no podía leerlo en ese momento, ya que tenía menos de 6 años, todavía recuerdo las fotos de aquel libro de Tocani, un adiestrador reconocido de los años 70. Fue así como nació en mi cabecita, tempranamente, el deseo de tener un perro adiestrado. Pero a mis 6 años, una tardecita al llegar a casa, me encuentro con una increíble sorpresa, una ovejera alemán de 45 días me estaba esperando. Tanto la había soñado y fue tan grande mi sorpresa, que tuve miedo que no sea real. Cuando la vi, de inmediato pregunté si era de verdad y si la tendría todos los días. Estas preguntas quedaron como anécdota en mi familia. Fue hermoso criarme con “Diana”, fue encantador su carácter y me acompaño, “todos los días” hasta mis 18 años.
Así fue como esta temprana historia me marcó lo suficiente como para que, años más tarde, encontrara en un proyecto laboral, la mejor excusa para vivir en permanente contacto con los perros. Me inicié en el adiestramiento, gracias a un curso de 6 meses, que tomé en 1990 con mi perra “Mora”, mi segunda ovejera. Guardo de ella un hermoso recuerdo y un emotivo video del año 92 que, a pesar de su mal estado, te invito a que lo visites en este sitio.
Así nació Escuela Canina GB, como un proyecto laboral que vino a saciar, en buena medida, mi deseo de vivir con perros. De inmediato, se añadió otro deseo: brindar un servicio de enseñanza de calidad, tanto en lo relacionado con los perros, como así también en lo relacionado con los dueños. Pero para esto, aunque sobraba entusiasmo, faltaban muchos recursos, tanto materiales como inmateriales. Estábamos en el 91 y yo era apenas un principiante que comenzaba a ofrecer mi servicio de adiestramiento mediante clases a domicilio. Desde mis comienzos, supe que era necesario desarrollar una política de crecimiento y mejora permanente para alcanzar mis objetivos. Como ingrediente adicional, poco se sabía de los caminos serios para formarse en el área. Así fue como se impuso un cambio importante en mi vida que se vino gestando durante estos años. Abandoné mis estudios en la Facultad de Ciencias Económicas, a pesar de estar cursando el cuarto año, con 22 materias aprobadas y decidí cursar el ingreso para la carrera de psicología.